Foto de portada: Cortesía AIDESEP/Segundo Chuquipiondo
Tener un ambiente sano y saludable es un derecho humano, pero en regiones como América Latina, con alta desigualdad, débil institucionalidad y altos índices de informalidad e ilegalidad, entre otros problemas estructurales, existen grandes desafíos para garantizarlo.
Particularmente, la Amazonía peruana ha resistido presiones sobre los recursos naturales y el territorio desde la época de la fiebre del caucho. En la actualidad, problemáticas como la criminalidad organizada en las regiones amazónicas y sus zonas de fronteras, tienen no sólo repercusiones ambientales, sino también sociales, como la inseguridad ciudadana y violencia, así como consecuencias económicas, desde el incremento de la informalidad hasta el lavado de activos.
Así también, en un contexto en el cual se prioriza el buen desempeño de nuestra macroeconomía, la conflictividad en la Amazonía viene aumentando, empujando a que personas y grupos se organicen para defender este derecho, junto con libertades fundamentales como la libertad de expresión, la intimidad y los derechos de reunión y asociación pacíficas.
En los últimos años, la situación de las personas defensoras ambientales ha generado gran preocupación a nivel nacional e internacional. Sin embargo, a pesar de la creciente conciencia pública sobre el papel crucial que desempeñan y su vulnerabilidad frente a diversas amenazas, sigue siendo imprescindible incorporar una perspectiva de género. Esto no solo permite visibilizar los roles y desafíos específicos que enfrentan las mujeres defensoras, sino también abordar las profundas desigualdades, como las brechas en el acceso a la educación y la participación en la vida pública, que limitan su capacidad para ejercer plenamente este rol fundamental.
“Hace años era muy difícil la participación de la mujer, había impedimentos en las asambleas. Nuestros padres mismos nos formaron para que la mujer estuviera en la cocina, lavara, incluso que no tengamos DNI. En mi experiencia esto ha cambiado desde que empecé como lideresa, el cambio ha sido bastante fuerte, hoy vemos mujeres jefas, presidentas, vicepresidentas de federaciones”, cuenta Teresita Antazú, lideresa indígena yanesha y responsable del Programa Mujer de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP).
Como bien señala Teresita, las mujeres han sido designadas como las principales responsables del cuidado del hogar y la familia, lo que implica también una mayor carga de trabajo y uso de tiempo al asumir funciones como defensoras. “Cuando hubo el caso de Bagua, las mujeres somos las que hemos estado adelante, a veces con nuestros hijos cargándolos. Nuestro rol también es enseñar a nuestros hijos que esta vegetación es sagrada”, añade.
Así como la mujer tiene un rol clave en la vida comunal y la defensa de la biodiversidad, también enfrenta una serie de riesgos particulares basados en su género que las impactan de forma diferenciada.
Situación de las defensoras en la Amazonía
Perú es uno de los 10 países más peligrosos para la defensa del ambiente en el mundo, de acuerdo con la organización Global Witness, que ha reportado el homicidio de 54 personas entre 2012 a 2022, la mayoría en la región amazónica.
De acuerdo a reportes tanto del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (MINJUSDH) como de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), los ataques o amenazas provienen sobretodo de economías ilegales com la tala ilegal, el narcotráfico, la minería ilegal, el tráfico de tierras, cultivos ilícitos, entre otros. En el caso de las mujeres, estas enfrentan vulneraciones como el acoso, campañas de desprestigio, violencia psicológica y/o sexual, agresiones físicas y verbales, contra ellas y sus familias.
Más aún, las mujeres defensoras ambientales indígenas afrontan múltiples discriminaciones por motivos como su origen étnico, su género, clase social, edad, aislamiento geográfico, entre otros, situándose en una situación de mayor riesgo de violencia.
Así, entre 2003 y 2023 se registraron 261 ataques a mujeres defensoras de derechos humanos a nivel nacional, el 23% de los casos hacia defensoras que viven en la Amazonía, de acuerdo a registros de la CNDDHH. No se trata de casos aislados o individuales, dado que la defensa del territorio suele hacerse de forma colectiva, por ello, tal como detalla el informe “Mujeres Defensoras del Ambiente en la Amazonía”, muchas mujeres indígenas aunque se reconocen como lideresas, no se llaman a sí mismas defensoras.
“Más que defensora, soy una mujer indígena amazónica que defiende sus territorios. Siempre nos hemos cuestionado la palabra defensora porque nos hace ver como si fuéramos las únicas que defienden el territorio. Nosotras siempre trabajamos de manera colectiva. Quizás yo ahora soy la cara visible de la organización, pero las acciones las realizamos juntas. No soy solo yo sino también las mujeres con vidas activa en la comunidad”, expresó al respecto una lideresa de Ucayali entrevistada para dicho reporte y que prefiere mantener su nombre en el anonimato.
Con la misma fuerza colectiva, las defensoras indígenas también vienen articulando para generar sus propias estrategias de autoprotección.
Organización y autodefensa
Si bien el Estado peruano cuenta con el “Mecanismo Intersectorial para la protección de las personas defensoras de derechos humanos”, el cual es el principal instrumento de política pública para proteger y garantizar el acceso a la justicia de las personas defensoras ambientales, el mismo aún requiere ser fortalecido. Esta herramienta vincula el accionar de nueve entidades del Poder Ejecutivo, liderados por el MINJUSDH, para salvaguardar a las personas defensoras de derechos humanos que enfrentan situaciones de riesgo. Sin embargo, carece de un presupuesto y hasta la fecha solo tres entidades han establecido reglamentos propios para su implementación, según es exigido por el propio decreto supremo que creó el Mecanismo Intersectorial.
Ante este escenario, es posible observar que las personas defensoras ambientales generan sus propios mecanismos de autoprotección, a través del desarrollo de capacidades y acciones puntuales para evitar o mitigar situaciones de riesgo para su vida, libertad e integridad. Un ejemplo de ello, son las defensoras indígenas que se vienen articulando en espacios de diálogo y aprendizaje, como fue el TechCamp “Mujeres Indígenas, Cuidado y Resistencia”, llevado a cabo este septiembre por AIDESEP y la Organización Regional AIDESEP Ucayali (ORAU), con el soporte técnico de diversas organizaciones, entre ellas, la FCDS Perú.
“Intercambiar experiencias es clave, nosotras como mujeres venimos trabajando y capacitándonos. En este evento hemos tocado temas fundamentales como el liderazgo femenino, la lucha de los pueblos indígenas y su perspectiva ante desafíos como el cambio climático, la deforestación, la minería y tala ilegal”, nos cuenta Zaira Rodriguez , una joven indígena del pueblo yaguas sobre su experiencia en este evento que convocó alrededor de 70 personas.
Además de las prácticas de cuidado individual que vienen aplicando las mujeres indígenas, también despliegan prácticas conjuntas que las mujeres buscan reivindicar, como el fortalecimiento de sus redes comunitarias y la creación de alianzas de solidaridad.
@sapiens.lat ✊🏾🌿 Mujeres indígenas en defensa de la Amazonía "Estrategias de cuidado y resistencia: Mujeres indígenas en defensa de la Amazonía", evento convocado por @AIDESEP y @ORAU en Pucallpa. “Nosotros no sobreviviríamos si no tuviéramos territorio. Las mujeres alzamos nuestra voz y seguiremos reclamando, porque tenemos que cuidar nuestros recursos para nuestros hijos y para el futuro.” — Teresita Antazú, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) 📌 A lo largo de dos jornadas compartieron sus experiencias, identificaron sus fortalezas y formaron alianzas claves para que sus voces sean escuchadas frente a las amenazas al territorio y las amenazas que ellas viven al ejercer liderazgo. 👉🏽 Participaron más de 80 personas entre lideresas indígenas, dirigentes, aliados de la cooperación, academia y periodistas, quienes concretaron más de 25 colaboraciones entre organizaciones indígenas, sociedad civil, prensa y cooperación internacional. 🗣️ ”Hemos mantenido esta selva no solamente para territorio indígena, sino para la humanidad y el mundo” – Alicia Weya – Dirigente de la Mujer y Familia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador. ¿Puede haber verdadera justicia social si las mujeres no son reconocidas en la defensa de la Amazonia? 👁️ 📸 Portada: @ambulanteaudiovisual 📹 Cámara: @jorge.cr85 @elambulante_audiovisual ♬ sonido original – Sapiens
“Antes teníamos vergüenza de hablar, pero ahora todas queremos hablar. Eso es un gusto para todas las lideresas, de todas las comunidades. Nosotras vamos a lograr hacer algo grande por nuestras comunidades”, nos dice Amalia Añez de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), sobre el paulatino empoderamiento que van creando las propias mujeres amazónicas.
Las prácticas de cuidado de las mujeres indígenas, son también un acto de defensa ambiental en la Amazonía y, por lo tanto, una lucha por la vida, por la justicia y por la protección de uno de los ecosistemas más importantes del planeta. También nos muestra la importancia de visibilizar el rol de las mujeres en esta lucha, así como las desigualdades de género y las múltiples formas de discriminación que enfrentan. Al reconocer y abordar estas desigualdades, las soluciones que se creen serán más eficaces, y podremos contribuir en la construcción de sociedades más justas y equitativas.